martes, 6 de julio de 2010

No estás

No estás. Y, sin embargo, tu sombra me acompaña siempre. No estás. Y, sin embargo, te noto en cada árbol, en cada pájaro y en cada piedra del camino. Tu susurro me llega de lejos. Siento algo en mi mejilla y sé que es el beso que me mandaste anoche y que ha llegado con un poco de retraso. No estás. Sin embargo, cuando cierro los ojos siento tu aliento que me anima a seguir. Y, pese a todo, sigo. E imagino cómo serían esos momentos mágicos que vivo sin ti si estuvieras aquí. Pero no estás. Y, sin embargo, te llevo dentro de mí. Por la noche, sola en mi habitación, recuerdo cada milímetro de tu piel, la recorro imaginariamente y la amo con la misma intensidad con la que antes amaba tu piel real. Y así me vence el sueño, abrazada a tu recuerdo. Por la mañana, imagino nuestra conversación matutina, tan convencional, tan rutinaria y tan extremadamente dulce:
- Buenos días, amor (digo yo entusiasmada)
- Bueno días (respondes a regañadientes con los ojos aún pegados y con cara de pocos amigos)
- ¿Qué tal has dormido? (y sigo mirándote con la carita de niña inocente que tanto te gusta)
- Bien (respondes anodinamente, arrancandome una sonrisa con tu malhumor mañanero)
Y, pensando en eso,me lanzo a descubrir este país tan lejano sin ti, porque tú no estás. Aunque estés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario